miércoles, 25 de enero de 2012

Tres poetas del Siglo de Oro

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Un estudio sobre Lope, Góngora y Quevedo muy completo

jueves, 12 de enero de 2012

LA LÍRICA AMOROSA EN EL BARROCO

La lírica amorosa en el barroco presenta las siguientes características:
  • Sigue la tradición renacentista (petrarquista) y el amor aparece como:
    • La única fuerza capaz de permanecer más allá de la muerte,
    • Como un peligroso juego de contrarios que arrastra al enamorado,
    • como una enfermedad
    • Los poemas amorosos recogen los tópicos anteriores (descriptio puellae, locus amoenus, Carpe diem), pero los unen al sentimiento de que el tiempo destructor de la belleza, de la brevedad de la vida (tempus fugit, rupit hora, comptemptus mundi).
    • La poesía amorosa también es objeto de la visión satírica que pone en solfa los ideales renacentistas: el heroísmo, la mitología, el amor y la mujer.
     AMAR ES SUFRIR (y gozar)


    En el Barroco se pone de moda un tipo de soneto, el de la definición del amor, que es cultivado con éxito en toda Europa. Consiste en el intento de expresar lo inefable (el amor) mediante paradojas, antítesis y contrarios. Y, ¿qué es amor?: "el que en todo es contrario de sí mismo". El Barroco sigue la moda que se inició en el Renacimiento y recurre a la mitología clásica y a los tópicos literarios para desarrollar -de forma mucho más compleja- un tema que no es sencillo. A los Barrocos les gustan los juegos de palabras, los paralelismos, el hipérbaton, la antítesis, la paradoja y la aliteración. Adoran la variedad y consideran un plus la dificultad.


    EL AMOR ENTRA POR LOS OJOS


    La exageración barroca lleva el tópico de los "oculos sicarii" al extremo. El enamorado no  puede sustraerse de esa mirada que le da muerte, de esos ojos traidores que abrasan.

    EL CANON DE BELLEZA: LA DONNA ANGELICATA Y EL PASO DEL TIEMPO


     El Barroco fue la edad de la apariencia y la coquetería. Las cortes europeas enfatizaron su poder mediante el arte de la apariencia y la fastuosidad. (...) lo que más destaca del Barroco es la proliferación, uso y abuso de perfumes, carmines, lunares, corsés, encajes, ropas suntuosas, zapatos de tacón, espejos, joyas, pomposidad, peinados, coquetería, en suma. No en vano, nació la palabra "maquillaje" y se extendió por varias lenguas, muchas veces como sinónimo de truco y engaño. El ideal de belleza femenino era, por tanto, bastante artificial. En cuanto al físico en sí, se pueden adivinar tras los ropajes y afeites unos cuerpos más gorditos que en el Renacimiento, pechos más prominentes resaltados por los corsés, anchas caderas, estrechas cinturas, brazos redondeados y carnosos, piel blanca, hombros estrechos. De los hombres destaca el mucho pelo (muchas veces con peluca), la piel muy blanca y las mejillas rosadas y, por encima de todo, unos trajes suntuosos de infinitas capas.
    Ramón Pérez Parejo, "El canon de belleza a través de la Historia"Espéculo, nº 34
    Los barrocos, pues, heredan por un lado el ideal femenino del Renacimiento, pero, por otro, lo complican y lo teatralizan. Los poetas se dedican a criticar en poemas satíricos el exceso de maquillaje y la preocupación de las mujeres por aparentar juventud. Los hombres hacían lo mismo (adornarse y maquillarse) pero no han quedado voces femeninas que los ridiculicen. Sólo tenemos el rumor misógino.


    En el Barroco se sigue uniendo el tema de la belleza y de la juventud con el del paso del tiempo, que aquí es mucho más amenazante. Si el Carpe diem renacentista invitaba a gozar del presente, en el Barroco recuperarán el Comtemptus mundi medieval.




     Mientras por competir con tu cabello,
    Oro bruñido, el sol relumbra en vano,
    mientras con menosprecio en medio del llano
    mira tu blanca frente el lirio bello;

    Mientras a cada labio, por cogello,
    siguen más ojos al clavel temprano;
    y mientras triunfa con desdén lozano
    del luciente cristal tu gentil cuello;



    Goza cuello, cabello, labio y frente,
    antes que lo que fue en tu edad dorada
    oro, lirio, clavel, cristal luciente.

    No solo en plata o viola troncada
    se vuelva, más tu y ello conjuntamente
    en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.


    Góngora