martes, 26 de abril de 2011

Rasgos del folletín, apuntes 1

Un poco de historia del folletín

La necesidad económica de la endeble industria periodística española de vender para posibilitar la continuidad del negocio le obliga a adoptar el modelo francés: el folletín.
La novela de folletín hizo furor entre el público a partir del primer Romanticismo. Este movimiento, a base de forzar a fondo las posibilidades más disparatadas de la imaginación, daba al lector el placer de la evasión.
El editor, un mercader, proporciona al público lo que le demanda, por eso impone al autor: tema, extensión y tiempo, y hace que el lector sea el elemento más importante en esta literatura de consumo con un fin estrictamente comercial.
El folletín, pues, se acerca a un público general aprovechando la infraestructura sociológica que lo favorece y genera un tipo de literatura que es consumido y exigido por una clase popular, puesto que satisface sus gustos, que encuentra una temática adecuada a su mentalidad, desarrollada con una técnica que comprende y tiene un medio de difusión idóneo: el periódico. El folletín explotaba el melodramatismo pasional, sobre todo, porque los autores como recurso fijo, cortaban la acción en el momento de máxima tensión.

Al introducir elementos realistas, algunos de cuyos aspectos desarrollará el naturalismo radical más tarde, el folletín le da protagonismo a los problemas de la clase trabajadora que también se hallan en la clase media.


El folletín conquistó a un público poco exigente con la calidad de los contenidos, y repetían los rasgos más llamativos hasta su estereotipo, en detrimento de su calidad literaria.

Rasgos del folletín:

- Maniqueísmo en los personajes

- Acción rápida

- Misterio e intriga

- Melodrama y sentimentalismo

Procedimientos folletinescos:


- presencia del narrador omnisciente,

- justificación del autor al presentar personajes y situaciones no gratas,

- "captatio benevolentiae" con fines comerciales,

- consideración del lector como consumidor de evasión,

Los temas del folletín, duales y antagónicos, son:


- pobreza-riqueza,

- amor-honra

- amor-soledad

- campo-ciudad

- el fracaso del matrimonio debido a consumarse por imposición familiar, a la diferencia de edad, a la necesidad económica, a la inadecuación de la educación recibida y sobre todo al adulterio, de ahí el carácter moralizador

- la mujer condenada a la soltería y soledad

- idea rígida del honor

- amores adúlteros tanto masculinos como femeninos

- la joven virtuosa y pobre que resiste la tentación sexual

- el casamiento sensato frente al amor romántico,

- el triunfo del amor ilegítimo después de un matrimonio por interés

- el amor fuera de la misma clase social

- la consideración de la criada como iniciadora sexual de los hijos de los burgueses o su utilización sexual por los maridos,

- la prostitución a causa de la pobreza o el estudio clínico del criminal enfermo.

- Materia “anticlerical”: el cura como protagonista

La literatura española, desde sus primeras obras escritas, cuenta con una tradición que han llamado, de modo generalizador, anticlerical. Ya desde el Arcipreste de Hita aparecen críticas más o menos virulentas, siempre satíricas, que hacen relación a la vida disoluta o privilegiada de los clérigos, sobre todo de los frailes. La férrea vigilancia inquisitorial aminora este tipo de literatura en España, que tiene gran tradición en la novela europea.

En 1800, aparece en España una novela anticlerical, paradigma del género, que inicia una tendencia o corriente que cobrará indudable fuerza a lo largo del siglo, sobre todo en los períodos liberales. La fuerte presencia del clero en la vida social española a lo largo del XIX, fundamentalmente a partir de 1884, y la aparición de un grupo ultra clericalizado, los "neos", concedan a los clérigos papeles protagonistas. Esta situación, hace que podamos hablar de novelas de curas o con curas. Además es algo que estaba en la sociedad y los novelistas del realismo lo recogen en su obra.

La crítica satírica de la vida disoluta de curas, frailes y monjas, siempre ha estado presente en nuestra literatura. El verdadero anticlericalismo reside en un ataque frontal al clero alto, la jerarquía, a los usos y costumbres arcaicas y ancladas en el pasado de la Iglesia, más tarde contra algunos sacramentos, confesión auricular y matrimonio, y finalmente, contra algunos dogmas de la Iglesia. Esto presupone un conocimiento interno de la Iglesia y del dogma y la realizan los propios curas, por cierto no exclusivamente.

Lo que hace la novela corta es continuar esta tradición y entre sus temas recoge la materia anticlerical.

El naturalismo radical surge como una corriente superadora en parte del naturalismo Nos han transmitido el llamado naturalismo español como una versión católica del francés,  menos propugnadora de una novela docente y "decente", moralista en suma

Conoce la novela de Zola y está a favor de sus innovaciones técnicas pero no aprueba el feísmo y la degradación zolaesca, es decir su liberalismo moral no católico. Otra vertiente del anticlericalismo es mostrar que el celibato provoca aberraciones y la castidad es antinatural. Se desarrolla, de modo no muy unánime, eso sí, el tópico materia anticlerical o el cura como personaje novelesco como les tenía acostumbrados el realismo con carácter de demanda social.

Temas estos del naturalismo, entre otros muchos, es decir, temas cercanos al folletín, al melodrama, al sentimentalismo, temas cotidianos para la mayor parte del público lector.